domingo, 9 de agosto de 2020

Carta a Alarcón

 AL EXCMO. SR. D. PEDRO ANTONIO DE ALARCON autor de El Escándalo.

Los encargados de publicar una corona fúnebre a la memoria de un joven poeta gallego, os han dirigido una carta pidiendo vuestra cooperación para esa obra piadosa.

No habéis querido llorar sobre esa tumba y habéis escupido en ella.

Os han pedido una poesía y habéis enviado una cosa que llamáis homilía, pero que no tiene nombre en ninguna lengua culta.

Teodosio Vesteiro se ha suicidado, y esto a vuestros ojos es imperdonable.

Tenéis razón.

Hubiera podido vivir rico, considerado y feliz con solo fundar un periodiquillo demagógico, escribir después sendos artículos conservadores, navegar a todos los vientos en el revuelto mar de la política, y encanecer, por último, en las antesalas de los ministros y en los zaguanes palaciegos.

Tenéis razón. Teodosio Vesteiro fue un tonto.

No pertenecía a vuestro siglo.

Hubiera podido también adquirir una reputación de gran novelista, tomando, por ejemplo, la obra del malogrado Pastor Díaz De Villa-hermosa a la China fabricando sobre ella el edificio de su fama.

Pero Teodosio Vesteiro, aborrecía más que temía El Escándalo.

Tenéis razón otra vez: Teodosio Vesteiro, era un pobre muchacho.

Anatematizáis duramente el suicido, entre otras razones, porque vos no habéis sentido nunca tentaciones de llevar a cabo lo que el infortunado Vesteiro ha ejecutado. En cambio, Teodosio Vesteiro Torres, que se ha suicidado, no sería capaz de aceptar en un duelo la vida que le ofreciese la generosa genialidad de un adversario.

Uno de vuestros biógrafos, apuntará este rasgo de heroísmo.

Los biógrafos de Teodosio Vesteiro no registrarán seguramente ningún hecho de esta clase en las páginas que consagren a su vida.

Hablarán solamente de su acrisolado amor a la tierra que le vio nacer; de su desprecio profundo por todo lo que oliese a apostasía, a bajeza o a fraude literario: de la sencillez de su corazón y de la pureza de su conciencia.

Cuando la muerte venga a llevaros, el mismo periódico en que habéis publicado vuestra homilía, ensalzará vuestro talento y hablará de la irreparable pérdida que han sufrido las letras patrias con la desaparición del autor de El Escándalo.

Pero un día la posteridad examinará los títulos del poeta cortesano y los del poeta de nuestras montañas y, oídlo bien, la posteridad dará la palma al modesto e inspirado vate gallego, que, si no ha sabido morir, ha pasado por el mundo sin dañar a los vivos, ni insultar a los muertos.

Verdad es que tampoco se ha envuelto en la mortaja de ningún muerto ilustre, convirtiéndola en su manto de gloria.

Concluyamos.

Ayer, habéis extraído una joya de la tumba de Pastor Diaz, y con ella habéis deslumbrado a la multitud y a los críticos españoles que no leen más que obras alemanas o francesas.

Hoy, venís ante la fosa de otro poeta gallego y arrojáis orgullosamente dentro de ella la primera piedra.

Excmo. Sr.: vos que sois académico muy moderno, acaso no sepáis el nombre que en nuestra lengua tienen aquellos que hacen lo que vos habéis hecho y os lo voy a decir.

Se llaman profana-tumbas.

 

Jesus Muruais. Pontevedra, 15 de julio de1876

Publicado en El Heraldo Gallego 19 de julio de 1876

 

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