Cuentos soporíferos. Digitalizado por José M. Ramos

lunes, 3 de septiembre de 2012
La hija del timonel (Drama en un acto)
La hija del timonel. Digitalizado por José M. Ramos
sábado, 12 de mayo de 2012
Epigramas humorísticos
ORACIÓN ESCUCHADA
Sentado al pie de una encina
cierto poetastro hambriento,
clamaba por alimento
a la
Majestad divina.
Inspiración repentina
le hizo pedir con anhelo,
que bajase desde el Cielo
algún manjar conveniente,
y entonces, súbitamente,
cayó una bellota al suelo.[1]
***
Cayó enferma Pepa Raja,
llamó su madre a un Galeno
y éste con aire sereno
así la dijo en voz baja:
–Con lo que ayer se comió,
que a digerir no ha llegado,
tiene el vientre embarazado…
La madre se desmayó.[2]
|
De Gloria, su fiel sirvienta,
doña Paz está celosa,
y no duerme ni reposa
hasta ajustarle la cuenta.
Porque siempre su marido,
con satisfacción notoria,
gruñe al quedarse dormido:
¡Aquí, Paz… y después Gloria![3]
***
Una amazona en el prado
Cayó en muy mala actitud,
Y habiéndose levantado
Con presteza, dijo al criado:
«¿Has visto mi PRONTITUD?
Y él, que clavados tenía
Aún sus ojos allí,
Dijo: «Verdad que la vi,
Mas juro a Dios no sabía
De que se llamase así.»[4]
Jesús Muruais
|
sábado, 28 de abril de 2012
Pontevedra decimonónica
La
ciudad de Pontevedra todavía conserva hoy las huellas de su glorioso
pasado. Sus calles intramuros, son muestra del señorío que engalanó la
ciudad a finales del siglo XIX. Sus pequeñas y coquetas plazas, cuyo
perímetro lo delimitan soportales o edificios blasonados, de solido
granito de las canteras locales, todavía conservan en sus fachadas los
escudos heráldicos de las familias hidalgas que fueron núcleo a partir
del cual se fue concretando la ciudad tal y como hoy la conocemos. Sus
angostas calles nos hacen retrotraernos a épocas pretéritas en las que
por su pavimento empedrado pisaban con gallardía nuestros antepasados
que se dirigían a las tertulias literarias o a las sociedades culturales
que se prodigaban para lustre de la ciudad, tales como el Casino, el
liceo Gimnasio, la Sociedad Arqueológica, etc.
Los
paseos por la Alameda, donde la burguesía, la aristocracia y el pueblo
llano, disfrutaban de los conciertos de la banda del Hospicio,
constituían un buen pretexto para las relaciones sociales, pese a que
cada sector disponía de su zona sin mezclarse. Esos paseos eran la
prueba más palpable de una sociedad estratificada y clasista pero que al
convivir en una ciudad pequeña, y al conocerse unos y otros, respetaban
y asumían esas diferencias de rango que el destino, las rentas y el
apellido les habían conferido, no desviándose nunca del rol que tenían
asignado.
Si
bien esta diferencia de clases hoy podemos juzgarla como una
reminiscencia del pasado, iba a tener un aspecto positivo dentro del
contexto histórico en el que se manifestó.
viernes, 27 de abril de 2012
O Bautizo
Poida
que non me créades
Mais
xúrovos qu’abofellas
Mireino
con estes ollos
Que
ten que roer a terra.
E
que non estaba bébedo
Nin
c’unha pinga siquera;
O
caso foivos no ponte
Que
diu nome a Pontevedra.
¿Vos
seica nunca a esa vila
Fóstedes
vender a feira?
Pois
o qu’e a ponte é boa:
Da
xenio o longa qu’é ela.
No
medio d’unha baranda,
Non
me lembro si d’a esquerda,
Ten
un cruceiro muy longo
E
ó pé un asento de pédra;
N’outra
baranda hai un peto
C’unhas
animiñas vellas
Que
hay que gardar por de noite
Por
or de qu’alguen poidéra
Rabuñar
ó purgatorio.
Qu’é
lástema que se perda.
¡Non
vos sabe un ond’a ten!
¡Canté
si un home a soupera!
¡Non,
oh!, que ás veces o démo
Sal
onde menos se pensa.
Catade
qu’era de noite
E
que había algunha brétema
E
que como dix’o outro,
Non
iba a bulsa valeira.
Preto
do medio d’a ponte
Estaban
de centinela
Dous
homes, cad’un c’un sacho
E
así que cheguei a beira
–Alto,
dix’un, ¡non se pasa!
–¿E
logo?
–Teña
pacencia.
(Eu
por si acaso, paréime.
E
non fuxin porqu’as pernas
Entumironse
c’o medo).
–¿Qué
demo é? Non se metan
Con
quen sigue o seu camiño.
–Eiquí
non se arma quimeria
Nin
se llefai mal a nadie.
–Logo,
bén. Pois entón teñan
Si
queren divertición
Máis
crianza é máis aquéla.
¡Vaite
con todos los diaños
Qu’inda
arrenegados sean!
Déixame
pasar.
–Non
podo.
–¿Qué
non podes? ¡Leria! ¡Leria!
A
isto o reló da vila
Guindóu
zoando na brétema
Das
doce en punto da noite
A
badalada primeira.
O
oila os dous do sacho
Mainos
descrubrind’a testa
E con moita cortesía Sáltame a decir: «Quixera |
Si
é que nos fai esa gracia,
Que
vostede a moza aquela
Fíxese
unh’a alma cristiana»
–¿A
qué moza di’om? ¿Ti rabeas?
¿Ou
fas o aduecido?
–Home,
non penso aboféllas.
–Pró,
¿qué queredes que faga?
–Bautizar
o neno ou nena
Que
Dios e María Santísima
E
San Benito lle dean;
Pois
dous que toubo morreron
E
para que non teña pérda
Dest’outro,
hai que bautizalo
Un
pouc’antes d’a nacéncia,
Un
sábado com’e hoxe,
Por
quén pase, vaya ou veña,
O
ponte, das doce en punto,
A
badalada primeira.
………………………..
Non
houbo xa máis remedio
E
fomos as escaleiras
Do
ponte e préto do río
Collín
auga c’a tal meiga
Fixenll’unha
cruz no peito
A
modiño e con concencia
Dicindo
o que di a doctrina
E
como Dios nos enseña;
Logo
fixenll’outra cruz
Máis
abaixo, e non quixera
O
lembrarme d’outro sitio
Onde
fixen a terceira;
Que
como era boa moza…
¡Mais
d’unha ves se me lembra!
¡Ai
de Dios!, no instantiño
En
qu’arrematei a festa.
«¡Vaiche
salir torto e coxo
E
c’os cadriles n’a testa!
¡Ogallá
che saia macho!
¡Ogallá
che saia femia!
¡Ogallá
naza con cornos!
¡Ogallá
naza sen pernas!
¡Quiera
Dios saia con xiba!
¡Ogallá
que Dios cho dea
Cuberto
de carafunxos
Así
berra, que te berra
Houbeando
como cans
Comenzóu
a caninéa
D’uns
lapadoiros d’a vila
Que
viron tod’a comedia
Caladiños
n’un curruncho;
Mais
nos tiramos aprésa
Para
non darlles moito creto
O
que dentro d’unha cesta
Levaba
miña comadre
Entre
pan e viño e freba
E
entre cacheira de porco…
E
entre de porco cacheira…
¡Vaiche
boa, lapadoiros!
¡Vind’e
a cheirar nosa cea!
|
Andrés Muruais
El mausoleo

En primera instancia, Andrés Muruais fue sepultado en una tumba hoy desaparecida, pues la familia construiría años más tarde el mausoleo que hoy permanece en pie y cuyos gastos corrieron a cargo de su hermano Jesús y su cuñado Pedro Martínez Casal, esposo de Soledad Muruais. Una lápida en marmol atestigua ser propiedad de ambos.
Como puede apreciarse en la foto, el mausoleo simula un palio de granito bajo el que se encuentra el busto en mármol blanco de Andrés. Esta escultura fue encargada por la familia al escultor catalán Joseph Reynès i Gurgi, aunque algunos biógrafos se lo atribuyan erroneamente al escultor santiagués Isidoro Brocos. El mausoleo llegó a Vigo en el vapor Covadonga en enero de 1884, porlo que podemos datarlo de ese año.
Los hermanos Muruais eran anticlericales y no sabemos si es intencionado o no, el hecho de que el monumento funerario carezca de ornamentación religiosa alguna.
Los hermanos Muruais eran anticlericales y no sabemos si es intencionado o no, el hecho de que el monumento funerario carezca de ornamentación religiosa alguna.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)